No olvidamos a ninguna víctima de Ejecución Extrajudicial en el país
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El Comité de Solidaridad con los Presos Políticos (CSPP) guarda en su memoria a las víctimas de crímenes de Estado. Por ello, este mes conmemoramos los hechos de desaparición forzada y ejecuciones extrajudiciales que sucedieron en el mes de abril durante el conflicto armado en la región del Caribe colombiano. Hoy recordamos, particularmente, las promesa incumplidas de trabajo que le hicieron a Douglas, Danny, Orlando, Jey Rafael, Juan Alexander, Luis Ángel, Giovanni José, Darwin, Víctor Manuel y Darwin David.
Todos ellos eran jóvenes trabajadores que sólo querían salir de la pobreza y sacar adelante a su familia. Este es el caso de Jey Rafael Trocha Lozano, un joven emprendedor de Malambo (Atlántico) quien era el mayor de cinco hermanos y padre de un niño. Él se rebuscaba el dinero como vendedor informal y trabajando en agricultura. Sin embargo, con esas labores no logró obtener estabilidad económica. Por ello, entre las angustias, necesidades y las ansias de trabajar, se fue a Santa Marta para buscar suerte. Esta fue la última vez que Nubia, su madre, supo de él. Después de una búsqueda insistente, Nubia se enteró que el 12 de abril de 2007 su hijo fue asesinado por el Batallón de Artillería de Campaña N° 10 “Santa Bárbara” (BASAB), bajo varias irregularidades.
La anterior historia se repite en el caso de Juan Alexander López, un padre de tres hijos que esperaba al cuarto. En su caso, salió para Riohacha motivado por la promesa de trabajo en una empresa de vigilancia, labor con la que esperaba poder sostener económicamente a su familia. Se encontraba acompañado por un miembro del Gaula que llamaban “compinche”. La última vez que se comunicó con su madre, le dijo que volvería el viernes, pero nunca regresó. Su cuerpo fue encontrado junto al de Luis Ángel Fernández Maestre, un joven de 24 años que trabajaba vendiendo comida en la carretera y como mototaxista en la ciudad de Riohacha. Luis Ángel se dirigía a la casa de su madre en Valledupar, pero nunca llegó, igual que Juan. Los dos fueron asesinados por el pelotón Bombarda 1, en hechos en los que se encontraron varias irregularidades tales como que ambos vestían prendas de civil. Actualmente, el caso sigue impune ante la justicia.
Las anteriores historias relatan hechos cuyo patrón es el engaño a las víctimas con una propuesta de trabajo, la cual representa para ellas una forma de tener una vida digna. En efecto, es común que las víctimas de ejecuciones extrajudiciales compartan factores de vulnerabilidad. Tal es el caso de Darwin de la Rosa Villa, menor de edad a quien un día le prometieron un trabajo en el área rural de Valledupar. El aceptó irse. En esa travesía lo acompañaría Giovanni José Ospina Jiménez, otro joven lleno de ilusiones. Los dos serían asesinados por miembros del Batallón de Artillería N° 2 “La Popa”. Este caso también tuvo irregularidades, como que primero los hicieron pasar como guerrilleros del ELN y después como integrantes de la BACRIM. Gracias a la lucha incansable de sus familiares y de la ayuda de la Asociación de Familiares por Un Solo Dolor (AFUSODO) pudieron conocer la verdad y condenar a algunos de los culpables de estos hechos victimizantes. A pesar de ello, queda mucha verdad por descubrir pues, a la fecha, no se tiene conocimiento de quiénes dieron las órdenes de cometer estos graves crímenes y los móviles que los motivaron.
El Batallón de Artillería N°2 La Popa también fue responsable del asesinato de Víctor Manuel Mendoza, Darwin David Aragón y Orlando José Villarreal. Víctor y Darwin eran dos jóvenes barranquilleros que, motivados por una oferta laboral en Valledupar. salieron de sus casas. Les prometieron que iban a ganar $800.000 por sólo tres días de trabajo como albañiles. El 30 de abril de 2008 salieron a las 11:30am y nunca más regresaron a sus casas. Después de múltiples amenazas y hostigamientos, sus familiares se enteraron que habían sido asesinados por este batallón en el municipio de Puerto Bello (César).
Orlando José Villarreal tenía 34 años y era estudiante de contaduría. Recibió una oferta de empleo para recoger algodón en Valledupar, la cual aceptó. Les dijo a sus familiares que los iba a visitar el 18 de mayo para celebrar el cumpleaños de su mamá, pero no regresó. El 21 de abril de 2004, en el Corregimiento de San Antonio en el municipio de Manaure (César), fue ejecutado por el mismo batallón que asesinó a Víctor, a Darwin y a Giovanni.
Douglas y Danny comparten una historia similar a la de Orlando. Eran dos jóvenes barranquilleros que fueron engañados con una oferta de trabajo para ir a recoger algodón. También fueron asesinados por el Batallón La Popa. Los presentaron como guerrilleros del frente 59 de las FARC y, como en los anteriores casos, se detectaron muchas irregularidades por parte de los militares.
Se debe aclarar que ninguna de estas víctimas eran integrantes de grupos guerrilleros, paramilitares o de bandas criminales. Muchos eran jóvenes de procedencia humilde que se atrevieron a soñar con un trabajo digno. Por eso, en el mes de abril los recordamos por sus sueños, pasiones e ilusiones con el fin de dignificar su memoria. El Comité de Solidaridad con los Presos Políticos (CSPP) seguirá trabajando y sumando esfuerzos para que sus familiares tengan acceso a la verdad, a la justicia, a acciones de reparación y a garantías de no repetición.
En realidad, las historias de estas víctimas tienen patrones similares. Por esta razón, el Comité de Solidaridad con los Presos Políticos (CSPP) le exige al Estado y a todo el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición (SIVJRNR) que reconozca que la desaparición forzada y las ejecuciones extrajudiciales fueron prácticas sistemáticas en las que participaron de forma directa miembros de las Fuerzas Armadas, y que constituyen una política Estatal.