Mensaje del Movimiento Nacional Carcelario el 9 de abril de 2015
Comunicados / Cárceles / Presos políticos
Hoy, después de una muy larga lucha realizada por familias, comunidades, etnias, partidos políticos y movimientos sociales, se ha logrado visibilizar la tragedia vivida por los y las victimas del Estado colombiano; victimas que durante décadas han sido ocultadas o invisibilidades en aras de maquillar y tergiversar una realidad que ha demostrado de forma clara, cómo el Estado y sus gobernantes, en su objetivo de defender sus privilegios económicos y políticos, han acallado con sangre, violencia y asesinatos las voces de los excluidos que gritan justicia e igualdad.
Por eso, nuestra voz, la voz de más de 143.000 hombres y mujeres privadas de la libertad de Colombia que sobrevivimos en las condiciones más precarias no podría faltar en un espacio donde se expresan quienes somos víctimas del Estado y de sus políticas; somos víctimas de la exclusión, de la falta de educación, de oportunidades; somos víctimas del hambre y la miseria que generan formas delictivas de resistencia a un sistema que solo busca defender los privilegios de las minorías económicamente poderosas.
Y ahora, pagando la osadía de transgredir o violar las leyes amañadas, nos vemos re-victimizados por una política criminal que no ataca las causas objetivas del delito sino que utiliza el miedo y el terror como formas de "resocializacion"; miedo y temor que genera el vivir en cárceles sin las mas mínimas condiciones de vida digna, condenas a penas inhumanas que sobrepasan los estándares internacionales que nos tienen hoy como el tercer país que más estimula en el mundo el uso de la prisión. Y por más que la realidad ha demostrado que la cárcel no desestimula el delito, paradójicamente entre más cárceles se abren, la sociedad sufre más delitos y violencia. El Estado hoy pretende solucionar la crisis carcelaria construyendo más cárceles y aumentando las penas, sin tener en cuenta los múltiples estudios que llaman a la implementación de una política criminal soportada en principios y valores humanos.
Por estos motivos hacemos un llamado a todos los sectores presentes en este evento para que aunemos esfuerzos en pro de juntar nuestras voces y consolidar un grito que exija el respeto a nuestros derechos; que los poderosos entiendan que, para quienes somos víctimas de sus crímenes, no es una opción el miedo y la indiferencia. Para su pesar, la dignidad y el valor son hoy el faro que guía nuestro quehacer.