Discurso del Procurador General de la Nación, Fernando Carrillo en el acto de presentación de la directiva para la protección de los derechos de los defensores de derechos humanos
Noticias / Construcción de paz
El Procurador General de la Nación, Fernando Carrillo Flórez, durante la presentación de la directiva para la protección de los derechos de los defensores de derechos humanos realizó un enérgico pronunciamiento frente a los asesinatos cometidos: “Más allá de las estadísticas, un solo líder muerto debería provocar el rechazo y la movilización ciudadana”.
Conozca aquí todo el discurso del Procurador Fernando Carillo.
Bogotá, 14 de junio de 2017
Muchas gracias a las organizaciones defensoras de derechos humanos, a los señores embajadores, a los funcionarios del estado, y a cada uno de ustedes por estar aquí.
Hoy es un día especial para la Procuraduría General de la Nación.
Es un día para ratificar nuestro compromiso con la Constitución Política y con su carta de derechos.
Un día para homenajear a quienes desde todos los ámbitos trabajan por un país en paz, libre de violencia, en el que tenga plena vigencia la ley.
Un día para decir en coro: Todos somos defensores y defensoras de derechos humanos.
Y, por supuesto, para rechazar el cobarde asesinato de los defensores, como Bernardo Cuero y tantos otros nombres, de mujeres y hombres, que conforman esa larga lista que nos llena de dolor y nos avergüenza a los colombianos. Las cifras sobre el número de defensores muertos es cambiante según quien la diga: el estado, las organizaciones o el Ministerio Público.
El Gobierno Nacional habla de 82 muertos entre 2016 y la fecha; la Defensoría del Pueblo de 156, entre enero de 2016 y marzo de 2017; la Marcha Patriótica, de 173, entre enero de 2016 y Junio de 2017. Establecer una cifra, a través de un comité de análisis y observación para la prevención y protección de los defensores es, precisamente, uno de los objetivos de la Directiva que hoy presentamos al país.
Más allá de las estadísticas, un solo líder muerto debería provocar el rechazo y la movilización ciudadana. Así como durante años se dieron gigantescas marchas para rechazar la guerra, ahora deberían darse grandes movilizaciones en defensa de la vida, para repudiar la muerte de los defensores de derechos humanos. Que la voz del nuevo país que está surgiendo de la paz llegue a oídos de los asesinos. No habrá tolerancia, ni impunidad para sus crímenes, ni para quienes desde el estado los protegen.
Estas muertes deben ser motivo de preocupación para el Estado y la sociedad, porque son una afrenta a la democracia. Cada vez que asesinan a un defensor debería todo el país rodear a las víctimas. La indiferencia ciudadana es el mejor aliado de los violentos.
Los defensores de derechos humanos, los líderes de oposición y sus organizaciones no son enemigos del Estado, sino aliados en la defensa de la democracia; en la construcción de un mejor país para todos, en el que quepamos sin distingo alguno. Un país reconciliado y en convivencia donde se borren del vocabulario palabras denigrantes contra quienes piensan diferente.
La estigmatización, el señalamiento, los prejuicios, el lenguaje deslegitimador del otro, son el legado de un país que padeció 52 años de guerra estéril, que convirtió a Colombia en campeón mundial de violación de los derechos humanos. Más de ocho millones de víctimas, miles de masacres y desaparecidos, son la herencia maldita de un largo período de conflicto armado interno, que, por fortuna, ha comenzado su etapa final.
La entrega del 60% de las armas en poder de las Farc, es la ratificación de que esa organización ya nunca más podrá ser un ejército armado de fusiles, porque debe mutar, gracias a los acuerdos, a un partido político armado de ideas, que deberá ganarse, en franca lid, un espacio político entre los colombianos.
Y ésta sola noticia debe conmover al país, porque es la concreción de una lucha que por décadas hemos dado millones de compatriotas para silenciar la guerra. Una confrontación armada que permitió el etiquetamiento de los luchadores sociales como aliados de las Farc. Que convirtió el derecho a la vida y a la protesta social en un suicidio en zonas de dominio de grupos armados ilegales, e incluso en las grandes ciudades, donde también han caído hombres y mujeres que elevaron su voz para defender causas sociales. Miles de defensores fueron sentenciados a muerte por los intolerantes. Es la historia de la Unión Patriótica, una historia que nunca podemos repetir.
Si algo está sucediendo hoy, gracias al fin de las Farc como organización militar, es que la protesta ciudadana ha adquirido una nueva dinámica, en el que los líderes de esas marchas no pueden ser catalogados, como antaño, como idiotas útiles de la guerrilla. Los líderes sociales y defensores de derechos humanos de Buenaventura o Quibdó, o de Fecode, son gente que cree en la democracia y en la validez de la protesta social. Hay un resurgimiento de una nueva sociedad civil. El grato reto del estado es entender este momento y rodearla de garantías.
Esta Procuraduría trabaja con el corazón al lado de las víctimas. Y nuestro objetivo es garantizar que se respeten sus derechos, que haya garantías de verdad, justicia y no repetición. También, que se cumplan los acuerdos firmados con el Estado para garantizar los derechos constitucionales.
El Ministerio Público por ello, hace un llamado, con la expedición de esta directiva para que se convoque de manera inmediata la Comisión acordada en los acuerdos de paz, para definir una estrategia de sometimiento que permita la erradicación de las organizaciones denominadas paramilitares, a las que hoy, todos reconocen, como las principales enemigas de la paz en Colombia.
Pero no nos digamos mentiras, hoy los grandes enemigos de la paz no son solo los grupos armados ilegales, que buscan ocupar los espacios dejados por las Farc, ni los grupos radicales que atacan sin piedad lo pactado, sino los escépticos, que hoy son una enorme masa sumida en la desesperanza.
Las encuestas muestran un país marcado por el pesimismo y la frustración, en el que el tema de la paz no ocupa el primer lugar de la agenda pública. Tanto es así que fue más importante en la agenda mediática de ayer un gol de James, que la entrega del otro 30% de armas de las Farc a Naciones Unidas.
En los próximos ocho días, las Farc deberá cumplir su palabra y entregar la totalidad de su armamento a Naciones Unidas, a pesar de las muchas dificultades. Y esa es una noticia grande que deberíamos celebrar los colombianos. Porque el momento de inflexión que vive el país nos invita a creer y a construir confianza en el mañana. Y esa confianza es más fuerte cuando la voz de quienes piensan diferente está salvaguardada por la democracia.
He insistido que el pesimismo es el mejor aliado del populismo. El país debe mirar con atención ese peligro. Tenemos que cuidar la democracia para que no caiga en manos de quienes en su nombre procuran llegar al poder para destruirla.
Y debemos decir, una vez más, que los problemas del país no se solucionan con una Constituyente, sino con más democracia, justicia y equidad. Y menos radicalismo y polarización.
En los actuales momentos de pesimismo la tabla salvadora de nuestro sistema político es la Constitución del 91. Ahí están todas las respuestas a todas las preguntas. Ahí está la llave que abrirá para siempre las puertas hacia la un futuro de libertad, solidaridad, paz e igualdad.
La Procuraduría actúa con la Constitución en la mano. Con ella caminamos con los pies en los territorios. En la otra Colombia, que emerge más allá de la comodidad de las grandes ciudades, hay un país que reclama sus derechos. Que repudia la minería ilegal, la corrupción, la ausencia de estado, la pobreza, y la inexistencia de autoridad.
Allí están los nuevos liderazgos, de gente valiente como ustedes, queridos defensores y defensoras de derechos humanos, que se enfrentan a los grupos ilegales, a la corrupción y al narcotráfico, amparados en su profunda convicción de que la institucionalidad es la única vacuna contra el miedo.
Es el momento de decir no más defensores y defensoras de derechos humanos, ni líderes sociales asesinados. ¡Hay que detener ya la máquina de la guerra! Una máquina que ahora mismo ya dejó de llenar el Hospital Militar de heridos y lisiados, pero que aún sigue contabilizando líderes y opositores asesinados.
Esta Directiva es producto de un llamado de una oposición que quiere luchar por los caminos de la democracia. Los hemos escuchado; la hemos escrito a muchas manos teniendo en cuentas sus observaciones. La hemos hecho para cumplirla. Estamos notificando a los funcionarios públicos sobre su obligación de respetar y garantizar los derechos de la población objeto.
Esta Directiva tiene un enfoque diferencial, territorial y de género, y tendrá en cuenta una perspectiva étnica y colectiva de protección.
Vamos a hacer realidad el mandato de esta Directiva. Y lo haremos con el apoyo de la cooperación internacional, que generosamente está dispuesta a impulsar esta iniciativa.
Señores defensores y defensoras, líderes políticos y sociales: Esta Directiva es suya. Esta es la Procuraduría Ciudadana, la casa de los derechos de todos. Un Ministerio Público que está al lado de quienes defienden la vida.
Somos defensores y defensoras; somos un país que se resiste a la muerte.
Ni un defensor muerto más.
Muchas gracias.
Para consultar la nueva directiva que protege los derechos de los defensores de derechos humanos de click al siguiente link
https://www.procuraduria.gov.co/portal/media/file/portal_doc_interes//25...